En Otro Tránsito, Diana Lopez da paso a tres aspectos de interés: la participación de los otros, invitados a ser parte de esta actividad creativa. Dos miembros del grupo dancístico Tránsito se mueven entonces con sus sillas de rueda sobre el contenido de las latas de pintura recién esparcidas sobre el piso. El otro aspecto esencial es que, como trazas que van quedando del proceso de la acción, se va produciendo una peculiar pintura abstracta. Se trata de una obra que podríamos llamar doblemente de acción porque es consecuencia de una acción corporal y porque remite a la pintura de acción y al dripping de Jackson Pollock (un tipo de arte que fue activo en Estados Unidos a mediados del Siglo XX y que, por la gestualidad del cuerpo del artista que con llevaba, a sido considerado un referente de interés para el desarrollo posterior del arte corporal).
El tercer aspecto esencial, y es aquí donde entra el problema de la violencia, es la pregunta que Diana López hace al público asistente: ¿A que le tienes miedo? Y con ello vuelve a invitar al otro, esta vez a un público amplio, a que manifieste anónimamente y por escrito la variadisima gama de sus temores. La artista los va leyendo: el miedo que tiene a ciertos animales, a la muerte, a la enfermedad, a la violencia, al hampa, a Chávez, a la Reforma. Se repite en la lectura de los testimonios El miedo al miedo mismo – y aquí resulta inevitable contextualizar en este país y en tiempo presente tal miedo al miedo, sobre entendiéndose entonces que se trata del miedo a callarse, a no participar, a paralizarse, a claudicar – y aquí resulta digno de reflexión el que muchos espectadores manifiestan, dentro de esta acción , su propio miedo a la no acción.